Ahora que estamos comenzando a matar -a sangre fría, de hecho- al principito de marras, ahora que hemos caído ya en todas las zanjas, tendremos que dejar de preguntarle al maldito espejo si estamos guapas por fuera y por dentro y empezar a tomar las riendas de este caballo loco que es el amor. Para que no vuelvas a autoengañarte. Para que no vuelvas a justificar lo injustificable. Vemos a muchas amigas así, nosotras mismas -yo misma, quiero decir- he sido una de ellas en otro momento. Porque tenemos tendencia a montarnos unas fantasías bien gordas en la cabeza. Ese es un país en el que cualquier pequeño detalle que confirme nuestra fantasía, es celebrado y enmarcado y cualquier acto que la desmienta, es justificado. Como que se tire días sin responderte. Y así es como nos comemos una gran cantidad de banderas rojas, es decir, de esos actos o palabras que muestran que él no nos va a dar lo que queremos. Y esas justificaciones son las que tantas mujeres se sientan frustradas.
Tras un tiempo de cortesía, una empieza a preguntar los porqués sin obtener respuesta alguna; o con contestaciones tontas, que no son sino argumentos falsos. Que el hombre no tenga ya ganas puede deberse a otros muchos factores. La falta de deseo venéreo, problema que antes afectaba mayormente a las mujeres, busca también la coparentalidad. Esto que, antiguamente, podía ser la fantasía sexual de cualquier español se ha convertido para muchos en una pesadilla. La paternidad es otra etapa que estresa igualmente al hombre, no solo a la madre. La difícil etapa de la andropenia menopausia masculina Al igual que el declive llega para las mujeres, lo hace todavía para los hombres. Este descenso de los niveles de testosterona conlleva una reducción de la agresividad, del ambición sexual y de la masa muscular, entre otras cosas.
En el marco del Hay Festival Querétaro, que se desarrolla entre el 2 y el 7 de septiembre —de forma virtual por la pandemia del covid—, conversamos con De la Zancuda y Derbez sobre estos machismos cotidianos. La conversación fue editada por cuestión de espacio. Claudia de la Garza: Los machismos cotidianos, como nosotras los nombramos, son conductas, gestos, comentarios y acciones con las que convivimos, que estructuralmente son la normalidad, y que tienen como fin colocar a los varones por encima de las mujeres. Y no nos detenemos a figurarse por qué los estamos repitiendo. No son simples comentarios machistas o un chistes, sino que pueden tener consecuencias en el acceso a la Equidad, en la manera en la que nos pagan, en la que somos leídas en la calle, la forma en la que nuestra seguridad puede estar amenazada. No podemos asociar levante prefijo micro con algo pequeño. Machismos cotidianos. Eréndira Derbez: Este término existió en su momento y fue acuciante para nombrar las violencias de galán, pero se popularizó y empezó a significar todo. Pero sí lo son, y tienen implicaciones gigantes.
A veces te lo dice claro empero entiendes mal el mensaje. Se acabó el pifiarla en la cama. Has visto un halo de esperanza en el titular. En la cama ella nunca te lo dice. Las mujeres tienen su forma peculiar de abrirse y de pedir las cosas, una premisa que siguen en el pieza.
Flickr via msakr En un experimento de la Universidad de Michigan las mujeres leen viñetas sobre hombres. Cada tiempo que la historia mostraba a una persona que tenía un perro, las mujeres las calificaban con un máximo atractivo a largo plazo. Esto se debe a que los investigadores han planteado la hipótesis de que la propiedad de una mascota podría anatomía una señal de una persona afectuosa o una con tendencia al compromiso de la relación. Sin embargo, ese mismo estudio también descubrió que los que ligan online seleccionan a otras parejas que son tan populares como ellos. Esto se puede atribuir a la señalización sexual, porque las mujeres usan el color rojo para agradar parejas potenciales. A las mujeres todavía les atrae el rojo en los hombres, ya que, como informa HuffPostindica un buen estatus. Pero estos hallazgos solo se aplican en ciertas situaciones. Curiosamente, la vergüenza era bastante atractiva tanto en hombres como en mujeres.