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Imitaré, en cambio, a los antiguos, que para evitar el vergonzoso dictado de sabios prefirieron ser llamados sofistas. Se dedicaban éstos a celebrar las glorias de los dioses y los héroes. Por ello, vais a oír todavía un encomio, pero no el de Hércules ni el de Solón, estrella el de mí misma, el de la Estulticia. Capítulo III No tengo por sabios a esos que consideran que el alabarse a sí mismo sea la mayor de las garambainas y de las inconveniencias. A no ser que por acaso me conozca alguien mejor que yo misma.
Antiguamente de empezar, tenemos que ponernos serios de verdad, aunque no nos guste. A una semana del próximo Gang Bang, lamentamos informaros que la asistenta que teníamos confirmada se nos ha descolgado Esperamos que os gusten. Muchos besos para todos y todas. Me encantan vuestros correos y fotomontajes.
Ella una mujer delgada, estatura mediana, con muy hermosos senos 34B, un guedeja rizado y supremamente decente; él, por su parte, un hombre atlético y supremamente complaciente con su esposa. Hermosa, tenía un Jean claro apretado y un escote beige sin sostén, ella sabía lo que iba a dar. Luego de saludarlos hablamos un rato con la mayor decencia que la escena frente a mí me permita. En fin, llegó el momento en el que Jhon tomó la iniciativa y nos llevó a los lockers, ya la suerte estaba echada y ese sería mi día. Con la característica toalla, entramos al sauna los 3 y ella se sentó en medio de nosotros y para anatomía sincero, estaba algo nervioso pues época el primer encuentro sin Sara. En un momento de valentía senté mi mano sobre su pierna a lo que ella me miró, abrió sus piernas y me besó, inmediatamente mis manos continuaron su camino, una a sus senos y la otra a su vagina, todo para comprobar que estaba mojada, así como nos gusta, que se lubrique hasta las piernas. Mientras el esposo veía como besaba a su esposa y como manoseaba todo lo que el poseía por derecho, yo apretaba sus nalgas, le besaba los senos, mordía suavemente sus labios la montaba encima mío para solo tener sus deliciosos senos colgando frente a mí, mientras buscaba el condón para por fin penetrarla.
