Connect with us

Fantasias

Perfumes con aroma a chocolate que querrás comerlos en cuanto los huelas

Conocer mas a 168038

A pesar de eso, no es un factor que dejemos al azar: cada que podemos intentamos descifrar y disfrutar de los olores que nos gustan, y de ser posible, evitar los que nos desagradan. Los olores son un aspecto fundamental porque de la misma manera en que pueden incitar y estimular, también son capaces de convertirse en inhibidores del gusto, la pasión y el deseo. Y es que, precisamente, la forma en cómo olemos es un elemento preponderante en el momento en que nos disponemos a tener un encuentro sexual con nuestra pareja o con la persona con la que apenas estamos conociendo. La Universidad de Bremen, en Alemania, realizó un estudio con participantes entre los 15 y 84 años, entre ellos mujeres y hombres, en el que se pretendía conocer la relación entre los olores y la atracción sexual. Casi la mitad de los encuestados reconoció que se excitaba debido al olor corporal de sus parejas.

Los cuentos dicen que, si no se satisfacen, salen manchas en la badana, Dicen, dicen; el caso es que saber, sabemos poco. En busca de respuestas, lanzamos las preguntas a la comunidad médica, desde donde alza la voz Juan Vidal, jefe de la Unidad de la Mujer del Sanatorio Ruber Internacional. Nos asegura que el antojo tiene una base científica, relacionada con las alteraciones que se producen en el cuerpo de la madama durante el embarazo. Al mismo tiempo, la embarazada tiene cambios psíquicos bastante potentes, como la emoción y el miedo, que pueden derivar en antojos. La experta asocia las apetencias y los rechazos, que se producen sobre todo durante el primer trimestre del embarazo, al cambio de los sentidos olfativos y gustativos, pero no directamente a una necesidad metabólica. Así que ya lo sabes: esa pérdida de control que experimentas ante el hachís no viene de las tripas, estrella de la mente.

Una tarjeta de visita que nos invita a acercarnos o a huir. La industria de la perfumería y la cosmética lo conocen muy bien, al igual que los expertos en marketing, utilizando fragancias exclusivas para establecimientos concretos o despertar el deseo sobre determinados productos. De manera inconsciente, asociamos aromas a personas, situaciones y alimentos. Es su poder de evocación lo que hace a este sentido tan singular ya que, cuando reconocemos un perfume, despertamos recuerdos guardados en nuestra acta. Por supuesto, no es irrefrenable. Sin duda, podemos reprimir nuestro deseo de hincar el diente a ese garganta, cuyo aroma nos atrae profundamente o de sumergir nuestra nariz en sus cabellos. Cuestión que los animales irracionales ni se plantean, pues las feromonas mandan en ese caso.

En cierta forma es así, aunque los expertos no acaban de ponerse de acuerdo sobre si se puede conversar en este caso de una verdadera adicción, como lo son el dipsomanía y la drogodependencia. El problema con el chocolate, y con otros muchos productos muy procesados, no tiene baza que ver con el ansia de comer en sí, si no de ingerir cosas dulces. A nadie se le ocurre levantarse a medianoche con el antojo de comerse una zanahoria, ni que confiese ser adicto a las manzanas. Por ese motivo, quienes tratan de calmar su nerviosismo, nervios o depresión comiendo se decantan por alimentos muy procesados, entre ellos el chocolate. Ese circuito cerebral que empieza con la ingestión de ese producto, entre otros, puede ponerse en marcha con el simple hecho de figurarse en los alimentos que nos dan placer. Y a largo plazo acaba siendo el cerebro quien empieza a demandarlos. En algunos experimentos con animales se veía que reducirles su nutrición provocaba una respuesta de estrés que se corresponde con los indicios del síndrome de abstinencia de una anexión. En uno de ellos, de la Universidad Drexel Estados Unidos , se llegó a la conclusión de que hay personas que presentan reacciones psicológicas cuando toman chocolate, como el placer y el deseo de seguir comiendo, que son similares a las provocadas por ciertas drogas. La influencia del estrés sobre el ansia de almorzar establece otra relación entre comida y comportamiento adictivo.

Click to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.