Para un gallardo joven 1. Duras y cristalinas, como verticales y sólidas aguas son las murallas de la vivienda solemne. Y las cosechas de sus jardines no dan el resultado del verano, sino que exponen la oscuridad de su misterio. Substancias definitivamente estelares, cometas, ciertas estrellas, lentos fenómenos celestes han dejado allí un olor de cielo, y, al mismo tiempo, gastados materiales decorativos, como espesas alfombras destruidas, amarillentas rosas, viejas direcciones, delatan el paso muy inmóvil del tiempo. Las cosas del imperio sideral tórnanse femeninamente tibias, giran en círculos de obscura esplendidez, como cuerpos de bellas ahogadas, rodeadas de agua muerta, dispuestas a las ceremonias del poeta. Colores obispales y cambios de claridad alternan en su morada, y estas luces duales se suceden en perpetuo ritual. De un confín a otro, el movimiento del aire repite sonidos y quejas en amordazado y desesperante coro.
Aquende el león moribundo abrió enormemente la espantosa boca Se estremeció su cuerpo; dobló majestuosamente la cabeza, y murió el león padre. Empezó el reinado del león hijo. Los dos hocicos se unieron: el ardiente y el helado. Las dos melenas se mezclaron
En realidad, daba su baile en una noche de ópera para demostrar que estaba absolutamente por encima de las preocupaciones domésticas, y que poseía un equipo de sirvientes competentes que atendían todos los detalles en su eclipse. Manson Mingott y a la de los Headly Chivers. Y en una época en que se comenzaba a pensar que era de provincianos aovar un tapete protector encima del apartamento del salón y llevar todos los muebles al piso alto, el acción de tener una sala de baile que se usara para ese solo propósito y que pasara los restantes trescientos sesenta y cuatro días del año cerrado en la oscuridad, con sus sillas doradas apiladas en un rincón y la araña de alcance cubierta por una bolsa, daba a los Beaufort una indudable superioridad que compensaba cualquiera situación deplorable en su pasado. Archer le gustaba vaciar su filosofía social en axiomas.
Hace siete años que viajo sola —y acompañada, de a ratos, también— y hasta ahora no me había dignado a escribir un post al respecto. Autofoto en Cadaqués, España Viajar sola siendo mujer es muy distinto a viajar solo siendo hombre. Empecemos entonces. A mí también me pasó, por eso te escribo. Para organizarnos mejor, voy a dividir mi relato en tres: el antes, el durante y el después del viaje. Soy una inconsciente, me va a pasar de todo, y que tu sueño de recorrer el mundo quede ahí, guardado en el recuerdo por culpa de miedos ajenos.