Garduño trad. El ruiseñor y la rosa -Ha dicho que bailaría conmigo si le llevaba unas rosas rojas -se lamentaba el joven estudiante- pero no hay en todo mi jardín una sola rosa roja. Desde su nido de la encina oyole el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado. He leído todo cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y tengo que ver mi vida destrozada por falta de una rosa roja. Le he cantado todas las noches, aun sin conocerle; todas las noches repito su historia a las estrellas, y ahora le veo.
Andanada el libro con los mejores cuentos. Los interesados pueden inscribirse y mandar hasta dos relatos a través de la plataforma www. Este concurso nació en Santiago de Chile en el año y, desde entonces, se ha extendido por diferentes lugares del globo, entre los que se cuentan Valparaíso, Budapest, Boston y Puebla. Esta exclusión no se extiende a los artistas de los programas de formación de Idartes, ni a los docentes de las instituciones educativas distritales, ni a los mediadores de lectura de BibloRed, a quienes se les invita especialmente a participar en el concurso. Tercero Los relatos deben ser estrictamente inéditos, pueden tener menos de palabras empero no deben superarlas, sin contar el título. Cuarto Cada participante puede presentar al concurso hasta dos relatos inéditos, los cuales pueden enviar ingresando al sitio web www. Escritora, promotora de lectura y creadora de la librería itinerante Biblocarrito R4. Se desempeña como directora de taller en la Red de Talleres locales de Escritura Creativa de Idartes y es también formadora de bibliotecarios y docentes con el proyecto Vive tu Biblioteca Escolar MinEducación-Cerlalc.
I, pp. Empezó poniendo tierra en aire, viajando para romper el hechizo que sujeta al alma a los lugares donde por primera vez se nos aparece el Amor. En cada punto donde Eva se detenía, sacaba el Amor su cabecita maliciosa y le decía con sonrisa picaresca y confidencial: «No me separo de ti. Vamos juntos. Pero al abrir la batiente, un anochecer que se asomó agobiada de tedio a mirar el órbita y a gozar la apacible y melancólica luz de la luna saliente, el rapaz se coló en la estancia; y si bien le expulsó de ella y colocó rejas dobles, con agudos pinchos, y se encarceló voluntariamente, sólo consiguió Eva que el amor entrase por las hendiduras de la pared, por los canalones del tejado o por el agujero de la llave. Furiosa, hizo tomar las grietas y calafatear los intersticios, creyéndose a salvo de atrevimientos y demasías; mas no contaba con lo advertido que es en tretas y picardihuelas el Amor. Entre el Amor y Eva, la lucha era a asesinato, y no importaba el cómo se vencía, sino sólo obtener la gloria. Eva notó ganas de llorar